Ayer se graduò P. la compañera del laboratorio de en frente por lo que fuimos invitados a compartir la velada en la hacienda propiedad de sus padres. Agradable lugar por cierto donde era posible sentir en el ambiente el peso de la historia y de los recuerdos de las personas que vivieron alli hace ya mucho tiempo. Buena ambientaciòn y comida, en la entrada una mesa con vitroleros de agua fresca y recipientes con fruta picada, la atenciòn nos fuè brindada por mujeres vestidas a la usanza de la època que con energìas envidiables se encargaban de distribuìr entre los convidados las viandas consistentes en un delicioso mole con sus guarniciones, todo esto acompañado con tortillas hechas a mano en un fogòn de leña que me hicieron recordar mis años de infancia en el pueblo, para finalizar una copa de helado de garambullo y cafè en pequeños recipientes de barro de los cuales se desprendìa el inconfundible olor de la canela.
Conforme caìa la tarde y comenzaba a oscurecer, quizà animados por los tragos fuertes que nos fueron servidos, nos animamos a acompañar con nuestras voces la mùsica de fondo, entonando canciones como aquella que dice "si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida...." la cual, con mas animosidad que estilo me permitì dedicarla a mi amada, no creo haberlo hecho tan mal puesto que al final recibì los aplausos del respetable mientras que ella, entre apenada y jovial mordìa los bordes de su servilleta haciendo aparecer en todos una sonrisa de velada aprobaciòn.
Mientras nos despedìamos ya entrada la noche, reflexionè un poco sobre lo agradable que es el departir con las personas que estimas y mas aùn, hacerlo al lado de la mujer que amas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario